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El viaje de Abendino
El Viaje de Abendino narra el éxodo de un judío sefardita desde su Granada natal hasta Constantinopla, fruto de la...
Estilo | Música antigua |
Precio | 750+IVA |
Duración | una hora aproximadamente |
Modo facturación | AGMA S.L. |
Dossier | Descargar |
Alfred Fernández, laúd del Renacimiento
A principios del siglo XVI el fabricante de papel, editor e impresor veneciano Ottaviano Petrucci (1466-1539) inventó un sistema de tipos móviles que fue fundamental en el desarrollo técnico y cultural de la imprenta. A partir de ahí y gracias a la facilidad de impresión de tal invento, empezaron a proliferar en sus talleres ediciones fundamentales de autores del Renacimiento como Josquin Desprez, Antoine Busnois o Francesco Spinacino.
Francesco Spinacino fue considerado en su época uno de los más importantes laudistas europeos, siendo comparado no pocas veces con el gran Orfeo, su vida sigue siendo un misterio. Lo único que sabemos de él es que nació en una pequeña ciudad italiana cercana al Mar Adriático, denominada Frossombrone y que su obra se publicó en Venecia por Petrucci en 1507.
Spinacino además tiene un doble honor: ser el primer laudista de la historia que imprimió su obra y ser el primer músico que incorporó el término Recercare en el panorama musical.
Su música destila una extraña belleza: es una improvisación que discurre por misteriosos e intrincados senderos, claramente arraigados en una manera de hacer más propia de los siglos XIV y XV. Su retórica musical pura y su discurso sin fin son una verdadera exquisitez. 48 originales transcripciones de interesantísima música vocal de la época y 27 recercares, son la herencia de este “atrevido” y avanzado músico.
Marco Dall’Aquila nació posiblemente alrededor del año 1480 en la céntrica localidad italiana de L’Aquila y murió en Venecia alrededor del año 1538. En su época fue considerado un músico excepcional y un gran intérprete de laúd. Con su arte se codeó con míticos laudistas de su época como Francesco Spinacino o Francesco da Milano. Alrededor del año 1505 estableció su residencia en Venecia, donde obtuvo un privilegio de impresión y venta de tablaturas de laúd por un período de diez años. Lo curioso es que, a excepción de tres fantasías publicadas en Venecia en 1536, no nos ha llegado ninguna obra suya impresa. Podemos encontrar parte de su trabajo en diversos manuscritos europeos. Desde el punto de vista musical y técnico, podemos considerar que Marco representa una especie de bisagra entre una práctica “arcaica” instrumental basada en la improvisación lineal, más típica de los siglos XIV y XV con autores como Francesco Spinacino o Vincenzo Capirola, y una manera instrumental de entender la música polifónica que alcanzará su máxima expresión en la figura del gran laudista Francesco da Milano.
Francesco da Milano nació en 1497 en Monza, ciudad cercana a Milán. Virtuoso del laúd y notable músico, durante su vida fue aclamado por las cortes de media Europa. Se le llegó a llamar “Il Divino”. Su vida profesional estuvo directamente relacionada con la capilla papal. Sirvió a los papas León, Clemente y Pablo. Publicó siete libros de laúd. Curiosamente el primero de ellos titulado Libro de la Fortuna (Nápoles, 1536) está compuesto para laúd o para vihuela. Su escritura musical se caracteriza por una profunda claridad contrapuntística. En este sentido, hay quien llegó a afirmar poéticamente que da Milano tocaba con plectros de plata en los dedos.
Obras para laúd renacentista de Francesco Spinacino, Francesco da Milano y Marco Dall’Aquila.
Recitados de Juan Boscán, Fray Luís de León, Garcilaso de la Vega y Fernando de Herrera.
Laúd de seis órdenes fabricado por Ivo Magherini.
Una silla y una botella de agua.