El “ayre” flamenco: inspiraciones de la música hispana del Barroco

El “ayre” flamenco: inspiraciones de la música hispana del Barroco

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Sinopsis

[…] Debió ocurrir que compartimos nuevos ritmos y ritos con quienes sufrían idéntico dolor y persecución. Y debió ocurrir que el magma de aquella memoria en común se racializó hasta arraigar como el rosal en lo más profundo del alma y la garganta, para que hoy todos huelan y admiren la belleza de la rosa, regada con la sangre de sus espinas.” (Antonio Manuel, Arqueología de lo Jondo, 2018)

En el día de hoy escucharemos un programa sobre las inspiraciones flamencas en la música del Barroco, ya sean rítmicas, armónicas o que plasman aquellos ecos de la memoria en su propia nomenclatura.

En primer lugar, los fandangos, músicas “de ida y vuelta” que, asentadas en todo el territorio de la península, pasaron a formar parte de la música culta europea -casi como arquetipo de lo español- y del flamenco, tras tener su origen en Hispanoamérica. Así fue el del español Santiago de Murcia, encontrado en México en el Códex Saldívar nºIV. De origen similar, le seguirán las Marionas del mallorquín Francesc Guerau, danza española de tipo similar a la chacona.

Las jácaras, género teatral de gran éxito en el Siglo de Oro español, eran protagonizadas por personajes rufianescos sobre un fondo de crítica social, y así llegaron a la música, con una rítmica que recuerda a la de las bulerías flamencas, como impronta de una temática común: el “flamenco” (felah-menkub/campesino-desposeído) como excluido, como marginado.

Tras esto, la sonata k.32 -parte de las “sonatas españolas”- de Domenico Scarlatti dará paso a la famosa tonada de las Tres Morillas, legado andalusí que, proveniente del Oriente árabe, fue recogida en el Cancionero de Palacio del siglo XV, pero continuó viva hasta nuestros días en el folklore ibérico.

Las Preludio y Fantasía, Españoletas y Folías de Gaspar Sanz darán cuenta de la dramaturgia musical del barroco hispano así como de algunos de los tonos de este origen más difundidos por la música culta y popular europea.

A continuación, la Tarantella de Santiago de Murcia, también encontrada en el Códex Saldívar mexicano, recoge una danza que era tomada por remedio ante la picadura de las tarántulas (o la desquiciada actitud del enfermo) —”tañido violento que se baila sin escuela alguna”. Importada de la región italiana de Tarento, formó parte de un intenso intercambio cultural a ambos lados del mediterráneo al estar dichos territorios bajo el reinado español, y se bailaría con frecuencia en los escenarios andaluces desde el siglo XIX, por su estilo vivo y agitado.

Para terminar, los Canarios de Gaspar Sanz como síntesis de influencias de y hacia Hispanoamérica —e incluso a las tarantellas italianas—, de estilo grácil y precedentes de elementos de la danza española como el zapateado flamenco.

Un programa ecléctico, que no es parte de una latitud sino de un legado común, de aquel rosal arraigado en lo más profundo de nuestras almas. Una inspiración esencial sobre aquello que somos en lo que fuimos.

Programa

Fandango (S. de Murcia)

Marionas (F. Guerau)

Jácaras (A. de Santa Cruz)

Sonata k.32 (D. Scarlatti), Tres morillas m’enamoran (Cancionero de Palacio)

Preludio y fantasía, Españoletas, Folías (G. Sanz)

Tarantella (S. de Murcia)

Canarios (G. Sanz)

Necesidades técnicas

Un atril y una silla.

Amplificación en la medida en que la sala lo requiera.

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