iDEA, para piano sólo

iDEA, para piano sólo

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Sinopsis

Ya Brahms en su tercera sinfonía escondía en el tema (F Ab F, en notación alemana) una pequeña broma, propia del carácter irónico y de su gusto por encriptar y esconder sus mensajes. F Ab F, son las iniciales de una frase que él mismo solía decir “Frei aber froh”, libre pero feliz.

Yo, sin ser ni mucho menos tan sutil, en el título de la pieza “iDEA” doy a conocer las tres alturas (DEA en notación francesa son las notas re, mi y la) sobre las que he compuesto esta pequeña pieza de unos cinco minutos. A partir de estas alturas (a pesar de que el mi es bemol) y sus relaciones interválicas he extraído el material para componer.

Se trata de un material que me permite jugar con la disonancia pero a su vez con la centralidad. La superposición de las tres notas anteriormente mencionadas crean los intervalos de 5a disminuida y 5a justa superpuestos creando también la disonancia de 2a menor. Una combinación que siendo disonante permite reconocer con facilidad este acorde como un centro estable. Es decir, se difuminan las relaciones tonales clásicas sin perder del todo la jerarquización de las sonoridades. Con esto se juega a lo largo de los cinco minutos de música.

La música empieza con nada, con un ostinato rítmico al que se van sumando las tres notas del tema. Es decir, empezamos desde la monodia hasta la heterofonía y de esta se irán añadiendo notas desde la consonancia hasta la disonancia. Se trata pues de un proceso de acumulación vertical, motívica, dinámica y de todo tipo de parámetros en los que se van incorporando distintas ideas inspiradas por las notas iniciales (entre las cuales aparece una pequeña cita de la 6a sinfonía de Mahler pero con un cierto carácter de swing) hasta llegar al punto de máxima diámica y disonancia, así como de entramado rítmico.

A partir de este punto, lo que sucede no es más que una vuelta a los inicios: la música se va «deshinchando”. Se pierde densidad y dinámica, y la complejidad motívica se diluye hasta volver al ostinatorítmico inicial. Después de todo esto aún no es suficiente. La tensión acumulada hasta entonces por la agitación rítmica y la disonancia tiene que resolver para dar (¡por fin!) un poco de reposo al público. Esta es la función que cumple la coda. Con las mismas notas con las que se ha producido la sección de tensión ahora éstas sirven para relajarla. Tratadas de forma triádica, evitando la consonancia y con una estructura rítmica mucho más sencilla y reposada estas tres notas construyen esta coda “a la romántica”. No es ni mucho menos un final dejado al azar o un simple “venazo sentimental”. Es la simple y pura consecuencia de toda la tensión acumulada, la simple y pura necesidad de encontrar puntos de referencia después de la tormenta. A su vez, esta coda es la demostración que el tratamiento de los intervalos elegidos para construir esta obra pueden dar lugar a manifestaciones totalmente opuestas, como a veces ocurre con las interpretaciones sujetivas de una misma idea.

Lo que divaga en nuestra mente es totalmente desconocido e impredecible, a la vez que indeterminado y abierto. Más compleja es la interpretación que hacemos de ello. Recuerdos, excentricidades, verdades, obviedades, sentimientos… todo ello da lugar a nuestro ideario. La transigencia y la tolerancia son necesarias entre todos los aspectos que fundamentan nuestra manera de ser así como en la visión que tenemos de las ideas de los demás. En tiempos como los de hoy en que las cosas no parecen tan claras como lo eran, tan ciertas como aparentaban es necesario pensar en todo aquello que ha fundamentado nuestro ideario, nuestra manera de ser, nuestra sociedad. Es un punto de reflexión, de cambio. A dónde nos llevará nuestra misteriosa mente y lo que en ella se cuece quién lo sabe…
Bernat Gerard Quetglas Torelló

 

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